Una granja de “gallinas felices” de vuelta a España
Lo de Chelo Sánchez y Manuel González fue algo parecido, una vuelta a su propia historia, a la de sus antepasados. Ambos nacieron en Venezuela de padres españoles. Los dos son ingenieros industriales, nada que ver con el campo y su día a día. Su vida laboral terminó en el país latinoamericano y sus hijos ya habían venido a España como avanzadilla. Aunque los padres de Chelo y Manuel nunca volvieron a España, ellos dos llevaban en la sangre el amor a una tierra en la que no se habían criado, pero que sabían que también les pertenecía.
Las cosas en Venezuela se habían puesto incómodas para ellos. Demasiada violencia para un matrimonio que lo que simplemente quería era descansar y llevar una jubilación tranquila. Así que decidieron volver a la tierra de la que hace años salieron sus padres y empezar allí una nueva vida con sus hijos.
Se trata de la Ecogranja La Pradera, situada en Orgaz (Toledo), un negocio familiar de huevos que combina el bienestar animal y el cálculo de la huella de carbono para crear un sistema de producción ecológico, sostenible y que neutraliza su emisión de CO2 a la atmósfera Forever Green apadrina a esta granja que ha retomado los métodos de producción artesanal, cuidando de sus gallinas, aguas y su entorno, generando un impacto medioambiental positivo.
Más del 80 % de las gallinas ponedoras viven en jaulas; solo un 1 % son ecológicas. En este último grupo están las de Chelo, Manuel y sus hijos. Como ellos dicen, “son gallinas felices”. Todo lo que comen es ecológico y el trabajo que hacen en la granja es totalmente sostenible. Por eso sus huevos son tan deliciosos.
Al ser una pequeña producción, los huevos que se encuentran en su tienda son recién sacados de la Ecogranja. Las gallinas son alimentadas con pienso ecológico, los suelos están libres de pesticidas y las aguas vienen directas de un pozo natural. Cualquier producto que se cree en esas condiciones será excelente.
Pero ¿cuáles son exactamente las características que hace que una producción de huevos sea ecológica y que cumple la granja de estos venezolanos? La producción ecológica requiere que se haga en suelo y no en jaulas ni en espacios elevados. Debe existir un terreno abierto donde vivan las gallinas. Limita el empleo de productos químicos sintéticos y fitosanitarios, lo ideal es usar lo mínimo necesario para mantener áreas desinfectadas y solo productos no tóxicos o biológicos. Se exige un espacio de 4 metros cuadrados por gallina en el terreno al aire libre fuera de la nave, lo que arroja una población límite de 2.500 gallinas por hectárea. Dentro de las naves, la densidad máxima no puede superar las seis gallinas por metro cuadrado, de nuevo limitando la rentabilidad, pero asegurando el bienestar. Las aves tienen que tener ocho horas de oscuridad ininterrumpida, ya sea dentro de la nave o en el espacio en el que vivan. Todas las gallinas que formen parte de la granja ecológica deben provenir, a su vez, de madres que habitaron en las mismas condiciones.
Tanto la familia de Chelo y Manuel como la de Marc confiaron plenamente en que se puede llegar a ser autodidacta y alcanzar la excelencia. Fueron capaces de superar los contratiempos, las malas épocas y los problemas que, al fin y al cabo, conlleva experimentar con algo que no conoces para llegar a obtener un producto inigualable.